En Chile, el rechazo social al trabajo infantil es cada vez mas fuerte, si bien es cierto, hace algunos años, recordamos que solo era el padre quien proveía a sus familias, posteriormente se sumó la madre y hoy en día los hijos son parte de esta actividad, ayudando o sirviendo en algún oficio a cambio de alimento o dinero para solventar los costos de una “vida digna”. La ausencia de alguno de los padres, los problemas sociales y económicos, son indicativos también del comienzo de la vida laboral infanto-juvenil.
Los adultos abusan claramente de ello, producto de las deficiencias y necesidades a las que este cruel sistema nos obliga a vivir, y a la evidente ineptitud de las autoridades en su rol fiscalizador y modificador en este tema, pese a que Chile ha sido parte de diversos tratados internacionales que comprometen la protección de los derechos de la infancia y a erradicar el trabajo de niños y niñas.
Existen 197 mil niños, niñas y adolescentes trabajadores en nuestro país, de ellos 107 mil asisten a la escuela, trabajan en la calle en jornadas extensas o nocturnas, del resto a muchos esto les impide asistir a la escuela. Por eso es cada vez mas recurrente ver en nuestra región, la participación de ellos en los siguientes oficios: transporte de mercaderías, empaques en supermercados, comercio callejero, trabajos en kioscos y ferias libres, recolección de papeles y cartones, entretención callejera, trabajos en producción, reparto o venta exclusiva de alcohol y en establecimientos de consumo inmediato y en ambientes nocivos, trabajos en cuidados y vigilancias (de niños, de ancianos, sitios o lugares que requieran protección, etc),y luego son utilizados en diversas actividades ilícitas como el tráfico de niños/as y adolescentes, producción y tráfico de estupefacientes, utilización por delincuentes adultos, utilización de niñas/os y adolescentes para la prostitución, pornografía infantil, turismo sexual, entre muchísimos otros, y que se desarrollan en nuestra comuna, región, país y el resto del mundo.
El trabajo infantil es muy difícil poder graficarlo en cifras exactas, producto de la mínima posibilidad de recaudar la información real a través de niño/as involucrados, lo anterior de debe a que los instrumentos tradicionales de investigación, no logran recoger estos datos porque muchos de ellos trabajan en la absoluta invisibilidad.
La deficiente economía y la falta de educación en el hogar, lamentablemente genera que los padres no logren percatarse de los riesgos a los que sus hijos se someten comenzando a temprana edad la vida laboral, por lo mismo la seguridad de una educación para todos y la eliminación de la pobreza son las únicas armas sustentables para combatir el trabajo infantil.
Generar conciencia del daño que produce en los niños el trabajo infantil en diversos aspectos y desarrollar actitudes sociales para su protección es una tarea de todos.
Danilo Jorquera Vidal
Concejal, I. Municipalidad de Rancagua
Presidente Comisión Familia y Comunidad
Dirigente Sindical
Bibliografía utilizada: OIT, Sename, Ine, Ministerio del Trabajo
Rancagua, Agosto de 2007
“En el año de los trabajadores a 100 años de la masacre en la Escuela Santa María de Iquique”
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